lunes, 28 de noviembre de 2011
sábado, 26 de noviembre de 2011
Esperar al destino me sabe a poco.
Paso de quedarme ahí, quieta, creyendo que todo me llegará. Tragarse un error duele menos que tragar momentos de cobardía. Hace tiempo decidí ser yo quien escriba mi futuro, quien lo sueñe cientos de veces, para aprenderlo, memorizarlo, y más tarde cumplirlo tal y como en mi mente aparecía. No es hora de echarse para atrás.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Necesito verte, encontrarte.
Y tan solo apareces si no te espero. Es hora de que empiece a tomármelo con más calma, aparentar que no me desespero si no estás.
lunes, 14 de noviembre de 2011
Mentiras.
Tengo que olvidarte. Tal vez sea la frase más estúpida y menos creible que haya dicho en mi vida. Odio no saber mentir, y peor aún, odio no saber mentirme a mí misma. Se me hace imposible creer esas palabras. Voy a dejar de verle, debo intentar apartarlo poco a poco de mí. No veré sus fotos por un tiempo, no me imaginaré a su lado jamás. Esas palabras, probablemente sean las que ocupan el segundo lugar en "cosas que no se las cree nadie". Pero a veces, decirlas me hace sentir bien, aunque sea solo un momento. Un pequeño momento. Pero un momento... es solo parte del tiempo. Odio ver como pasan las horas, y que las cosas sigan igual que el rato antes. Estoy harta de engañarme, de decirme que no me importas, porque no es así. Y cuando creo terminar con estos sentimientos, apareces tú, aparecen esas cosas que me encantan de tí, y me hacen volver a mis estúpidas ilusiones. Odio esta situación, sé que nada de esto debería estar pasando. Me duele pensar que esto pueda acabar mal, o que ni siquiera tenga su comienzo. Quiero que esto sea más fácil, joder.
Bajo el suelo.
Ahí me encuentro. Es ese sitio, el único que en este momento puede sostener todo lo que llevo sobre mí. Destrozada. Destrozada por pasarme el día escuchando mis propios pensamientos. Que sí, que sí, que sé que lo quieres, pero joder, dame un descanso, un pequeño respiro. Una parte de mí dice que no puede más, que necesita gritar, que necesita salir de una vez por todas. Y de repente, llega puntual, el miedo. Miedo. Esa sensación me gana, me puede. Y no lo puedo evitar, de veras que no puedo. Quizás sea cobarde. Quizás sea una puta cobarde que no le echa ovarios al asunto. Pero esque no puedo, y os juro que lo intento. Sé lo que debo hacer, no, sé que lo que tengo que hacer. Y hay tanta, tanta gente que confía en mí, que confía en que lucharé, y ganaré esta batalla, y siento que fallo. Sí, les fallo. Estoy decepcionándoles, no estoy dando todo lo que podría estar dando de mí. Yo puedo ser más, y más, e incluso mucho más, por él. Y me quedo aquí, mirando como pasa todo a mi alrededor y yo sin hacer nada. Esta duda me está matando. Puede que sea un sí, tal vez un no. Pero sé que algún día, mañana, pasado, o tal vez unos cuantos después, cogeré fuerzas, me sentaré a tu lado, y te contaré todas y cada una de las cientos de cosas insignificantes que haces, que me hacen en este momento volver loca.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)